La importancia del Principio Regulador del Culto cristiano

La importancia del Principio Regulador del Culto cristiano


En este artículo, vamos a explorar la importancia del principio regulador del culto cristiano, una doctrina que sostiene que debemos adorar a Dios según lo que él ha revelado en su Palabra y no según nuestras preferencias o tradiciones humanas. El principio regulador nos ayuda a evitar el error de caer en la idolatría, o en el legalismo o liberalismo en la adoración, y nos orienta a ofrecer un culto que honre y glorifique al Señor.

El principio regulador se basa en el segundo mandamiento del Decálogo, que prohíbe hacer imágenes de Dios o adorarlo por medio de ellas (Éxodo 20:4-5). Esto implica que Dios es el único que puede determinar cómo quiere ser adorado, y que nosotros no podemos inventar formas de culto que no estén autorizadas por él. Como dice la Confesión de Fe de Westminster:

"la forma aceptable de adoración al Dios verdadero, está instituida por Él mismo, y está de tal manera limitada por su propia voluntad revelada, que no debe ser adorado según las imaginaciones e invenciones de los hombres, o según las sugerencias de Satanás; bajo ninguna representación visible, o en alguna otra forma que no esté prescrita en la Biblia." (21.1).

¿Qué implica esto para la práctica del culto cristiano? Implica que debemos buscar en las Escrituras los elementos y las formas que Dios ha ordenado para su adoración, y no añadir ni quitar nada de lo que él ha establecido. Algunos de estos elementos son: la lectura y predicación de la Palabra, la oración, el canto de salmos e himnos, la administración de los sacramentos, la ofrenda y la bendición. Estos elementos deben realizarse con fe, reverencia y obediencia, buscando la edificación de la iglesia y la gloria de Dios.

El principio regulador nos protege de caer en dos extremos: el de la idolatría, que consiste en adorar a Dios de una manera que él no ha mandado o que contradice su naturaleza; y el del formalismo, que consiste en adorar a Dios de una manera rutinaria o vacía, sin tener en cuenta su voluntad o su presencia. Ambos extremos deshonran a Dios y perjudican a su pueblo.

Por eso, el principio regulador es tan importante para el culto cristiano. Nos recuerda que Dios es soberano sobre su adoración, y que nosotros somos sus siervos llamados a adorarlo en espíritu y en verdad (Juan 4:24). Nos invita a examinar nuestra forma de adorar a la luz de las Escrituras, y a reformarla según el patrón bíblico. Y nos anima a ofrecer un culto que sea fiel, sincero y agradable al Señor.

Entradas populares