Por qué los cristianos deben participar de ambas clases en la Eucaristía

¿Qué significa participar de la eucaristía? ¿Es suficiente con recibir el pan o también hay que tomar el vino? ¿Qué dice la Biblia y la tradición de la Iglesia al respecto? Estas son algunas de las preguntas que muchos cristianos se hacen cuando se acercan a la mesa del Señor. En este artículo, queremos ofrecer algunas respuestas desde una perspectiva bíblica y teológica, y animar a los creyentes a participar de ambas clases en la eucaristía.

La eucaristía es el sacramento que conmemora la muerte y resurrección de Jesucristo, y que nos une a él y a su cuerpo, que es la Iglesia. En la eucaristía, Cristo se hace presente únicamente de un modo celestial y espiritual bajo las especies del pan y del vino, que son signos de su cuerpo y su sangre entregados por nosotros. Al recibir la eucaristía, recibimos a Cristo mismo, que nos alimenta con su gracia y nos fortalece para vivir como sus discípulos.

La Iglesia siempre ha enseñado que Cristo está presente en ambas especies, y que quien recibe una de ellas recibe a Cristo entero. Sin embargo, también ha afirmado que la forma más plena de participar de la eucaristía es recibiendo ambas especies, ya que así se respeta mejor el mandato de Jesús: "Tomad y comed; este es mi cuerpo. Tomad y bebed; esta es mi sangre" (Mt 26,26-28). Además, al recibir ambas especies se expresa mejor la comunión con Cristo y con los demás miembros de su cuerpo, ya que todos bebemos del mismo cáliz (1 Co 10,16-17).

Por eso, los cristianos debemos aspirar a participar de ambas clases en la eucaristía siempre que sea posible. De esta manera, honramos el deseo de Jesús, que quiso darnos su cuerpo y su sangre como alimento espiritual. También nos acercamos más a la realidad del banquete celestial, donde participaremos plenamente de la gloria de Dios. Y finalmente, manifestamos nuestra unidad como Iglesia, que vive de la misma fuente de vida y amor que es Cristo.